El mantenimiento y conservación de los hábitats y ecosistemas es vital para la salud del planeta y el bienestar humano. Estos espacios naturales regulan el clima, protegen la biodiversidad, almacenan carbono y proporcionan recursos esenciales como agua, alimentos y medicinas. También actúan como barreras naturales contra desastres como inundaciones y sequías. Al conservarlos, se garantiza el equilibrio ecológico necesario para la vida y se promueve la sostenibilidad, asegurando que las futuras generaciones puedan disfrutar de sus beneficios. La pérdida de hábitats amenaza no solo a las especies de Fauna y Flora que los habitan, sino también a las comunidades humanas que, sin ser del todo conscientes, dependen completamente de ellos.