Ha llegado el Otoño. Hoy nos hemos dirigido hacia el Parc Natural del Cadí Moixeró para realizar una ruta de reconocimiento en coche. Saliendo desde la pequeña población de Bagà hemos ascendido por una carretera asfaltada hasta el Coll de Pal, donde entre los chillidos de las marmotas y los graznidos de los cuervos hemos podido contemplar el paisaje de prados de alta montaña que pronto estarán completamente nevados. Desde allí son fácilmente accesibles las cimas del Puigllançada y la Tosa d'Alp, dos de las montañas más emblemáticas del parque. Tras una breve pausa, hemos descendido por la misma carretera hasta encontrar el desvío al Refugio de Rebost.
Para llegar hasta el refugio hemos dejado el vehículo en la zona de aparcamiento junto a la carretera y hemos optado por descender por el sendero de gran recorrido GR 150/4.2. En un instante nos hemos visto totalmente inmersos en un fantástico bosque poblado por enormes pinos negros y rojos, junto a otras muchas especies de árboles, y hemos descendido por el angosto camino rodeados de vida por todas partes: carboneros y pinzones dispuestos a regalarnos alguna preciosa imagen además de sus alegres cantos, setas de diversas especies para nosotros totalmente desconocidas que intentaban seducirnos con sus intensos y dulces aromas, manzanos silvestres y serbales llenos de frutos maduros y finalmente una inquieta ardilla roja que, como buena duende que es, consiguió no quedar bien retratada en la foto al escabullirse repentinamente tras una rama furtiva, fundiéndose con los colores y sombras del bosque de otoño. En apenas quince minutos llegamos al refugio, donde pudimos disfrutar del paisaje y las vistas del Pedraforca buena parte de la tarde, totalmente sumergidos en la Naturaleza y en la inmensa paz del lugar.
Es la magia del Otoño. El momento en el que la Naturaleza ofrece los últimos frutos a los animales para que puedan prepararse para sobrevivir al blanco y gélido invierno. Es un momento de profunda transformación, donde la naturaleza se prepara con sabiduría para enfrentar los meses más duros. Los colores cálidos que tiñen los paisajes no son solo belleza: son señales de un proceso biológico esencial. El ritmo pausado del otoño nos recuerda que el descanso y la preparación son tan importantes como el crecimiento. La Naturaleza no se detiene: se adapta, se protege y se transforma... constantemente.
Fecha: 28.09.25. Lugar: Parque Natural Cadí-Moixeró. FOTOS: 1. Pinzón vulgar (Fringilla coelebs). 2. Alguna especie de seta NO IDENTIFICADA. (Se recomienda máxima prudencia con las setas que no se conozcan). 3. Vistas del Pedraforca. 4. Serbal de cazadores (Sorbus aucuparia). 5. Ardilla roja (Sciurus vulgaris)