A finales de Noviembre el frío es bastante intenso en toda Catalunya. En mi ciudad, Barcelona, también. Uno de estos días gélidos me dirijo a uno de los espacios que más me gustan de la montaña de Montjuïc. Suelo hacer estos recorridos por este gran parque urbano cuando no puedo hacer salidas a lugares más lejanos. Tras caminar algo más de media hora llego al bosque de los robles, un lugar mágico en el que me encanta pasar mi tiempo libre. Unos preciosos jazmines azules me reciben resplandecientes, llenos de luz radiante. Su dulce aroma impregna el aire y se funde con el silencio y el canto de torcaces, tórtolas, urracas, herrerillos y petirrojos que vuelan de aquí para allá saliendo a mi paso, entre los pinos, robles, encinas y otras muchas especies de árboles. Siempre es fácil encontrar aves en este rincón del mundo donde casi nunca llegan los turistas que visitan nuestra ciudad. Quizás el secreto de esta abundancia de Naturaleza reside en que aquí viene muy poca gente... porque "no hay nada que ver".
Perdido en mis pensamientos y sensaciones, en el bosque que ví plantar hace más de 35 años y que ha crecido conmigo, contemplo a un pájaro grande, azulado, que está repitiendo en modo automático un proceso: se dirige a unas encinas cargadas de bellotas, toma alguna de ellas, regresa volando rápida y silenciosamente y las va enterrando en el suelo. Una vez ha enterrado su bellota, repite el proceso nuevamente, sin descanso. Yo me ubico junto a uno de mis robles oscuros y permanezco quieto, intentando preveer sus rápidos movimientos para poder fotografiarlo sin que me detecte.
El arrendajo es un pájaro precioso y raro de ver en la ciudad. Suelo encontrarlo con frecuencia en los bosques y campos, y allí es más mi enemigo que mi amigo, porque siempre avisa al resto de animales de mi presencia emitiendo fuertes y sonoros graznidos. Es un pájaro esquivo y precavido que siempre avisa a la comunidad del bosque de la presencia de un posible peligro. Otra curiosidad importante del comportamiento de este córvido es la que estoy viviendo hoy en directo: cuando intuye que llega el invierno, se dedica a esconder sistemáticamente bellotas y nueces en el suelo. Pero pese a su más que probada inteligencia, no podrá recordar el lugar exacto en el que enterró cientos y cientos de frutos... Por eso le llaman el jardinero del bosque: porque gracias a su previsión y trabajo, nuevos árboles crecerán en la próxima primavera.
FOTOS. Fecha: 23.11.25. Lugar: Montjuic, Barcelona. FOTOS: 1. Jazmin azul (Plumbago auriculata) 2. Algo se mueve en el suelo del Bosque... 3. Yo mimetizado en el Bosque de robles. 4. Bellota de encina (Quercus ilex). 5. Arrendajo (Garrulus grandarius).
