Una mañana muy fría de invierno, en algún lugar de la Catalunya central, nos adentramos en el Bosque buscando señales, huellas y rastros de animales. Observamos con detenimiento las posibles pistas que van apareciendo y seguimos las veredas que utilizan los habitantes del bosque. Nos mantenemos en silencio y solo nos comunicamos mediante algunos gestos acordados y, a veces, con suaves susurros que apenas se escuchan entre el silencio profundo de la mañana. El aire huele a pinos, romeros y tomillos helados.
Tras casi dos horas de búsqueda, finalmente encontramos evidencias de la presencia de jabalís que por lo visto pasan con frecuencia por aquí. Te invito a ver el vídeo de dos minutos... Espero que disfrutes del Bosque tanto como nosotros!